8.31.2010

Guia de instintos


Seguir el corazón es el consejo pasional, romántico, bello, enriquecedor y por supuesto, peligroso. Seguir la razón es el consejo lógico, ideal, justo, triste, y por supuesto, seguro. ¿Usas los dos oidos para escuchar a ambos, o cierras uno para despreciar al otro? Yo uso ambos y escucho ambos, y no encuentro silencio entre ellos. 

¿Jugamos al azar o al destino, a la improvisación o al cálculo? ¿Alternamos nuestra monótona vida con dosis de aventura o sin embargo, vivimos como locos para descansar de vez en cuando en la cordura? No podemos juzgarnos entre nosotros por tomar un camino u otro, por seguir un consejo u otro, por escuchar nuestro corazon o nuestra mente.
Somos consecuencia de aquello que pensamos, que hacemos y decidimos, y por ello, recibiremos premio por nuestros aciertos y pena por nuestros errores. No creo justo defender una postura u otra, porque las dos estan en equilibrio en la balanza, solo dependen de aquel que la sostenga. Sin embargo, la mia está desequilibrada, porque no razono cuando siento, no escucho cuando amo, no calculo mientras me aventuro, improviso mientras juego y me enriquezco en el peligro. ¿Merezco ser castigada? Quizás mi balanza no funcione, pero es la que tengo. Quizás mis instintos se apoderen de mi mente, pero mientras lo hacen, me apasiono hasta el punto de tocar el cielo y hundirme en la tierra. No puedo evitarlo. Nadie me enseñó a usarlos. 

8.04.2010

Perder el tren

Dicen que en la vida debes coger el tren cuando pasa a tu lado, lo que no cuentan es que quizás no hayas comprado el billete. Y es entonces cuando caminas por el andén buscando otro tren y otro destino, dudando entre cruzar las arriesgadas vias o usar el seguro pasaje subterráneo. Y te pierdes, te desesperas, te debates entre ir a al taquilla a por un billete y esperar al próximo tren, o volver a casa y partir mañana.

No resulta fácil ver los trenes, no es sencillo conocer los horarios y destinos, no es probable que te encuentres siempre en el anden adecuado, pero lo importante es que alguna vez cojas un tren. No importa el destino. No importa si llevas o no billete. Jamás te arrepientas de haber subido o haber bajado, porque aunque vuelvas a donde has salido, ya habrás viajado.

Helen.




8.02.2010

Infelicità relativa

A volte ci chiediamo dove stiamo andando, dove finiremo, dove siamo stati e perché non ci siamo fermati. In questo nostro percorso vitale ci sono strade ampie e pulite, piene di gente, ma ci sono anche stradine nascoste, buie e solitarie. Curiosamente possiamo sentirci perduti in qualsiasi posto, pensando che  ci aspetta una sorpresa in ogni angolo. 

Nel tentativo di fare la scelta giusta ci sbagliamo e ci castighiamo, ci pentiamo e ci congratuliamo. Comunque, c'è una cosa vera, non siamo mai completamente contenti. Quando abbiamo soldi, non abbiamo amore, quando abbiamo casa, non possiamo pagare l'affitto, quando ci innamoriamo non lavoriamo, quando abbiamo lavoro, non troviamo casa, e così via. Vogliamo coprire i buchi della nostra esistenza al più presto possibile, probabilmente senza accorgerci che specchiamo il tempo tentando di costruirci una felicità invece di vivere e di conseguenza essere felici. Non c'è niente di male nel cercare motivi o cose che ci rendano più felici, ma solo se questa faccenda non distrugge il nostro morale o ci porta alla depressione. 

Per trovare quelle che consideriamo le ragioni della felicità, guardiamo a noi stessi giudicando la nostra insoddisfazione con tutto quello che abbiamo intorno, altro che valutare le cose che ci circondano fino al punto di renderle ragioni della nostra felicità. Non è facile ma è possibile. Chi non tenta non vince, non è così? Non vi arrendiate. 

Sentirsi infelici non significa aver diritto ad affermare che quello che abbiamo non è abbastanza per noi, vuol dire aver il dovere di ringrazziare a chi ci sta vicino e di approfittare tutto ciò che ci si offre in modo da poter sentirci veramente felici.